PP, PSOE, Vox, Sumar y otros especímenes de la fauna nacional

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España es un sainete, con su toque costumbrista y popular de drama y comedia como mandan los cánones; al gusto, no me cabe duda, del gran Carlos Arniches. Tiene un elenco que cambia de guion pero no de coreografía. Unos se visten de derecha para robar como la izquierda, otros se pintan de pueblo para vivir como casta y todos, absolutamente todos, viven del cuento.

El enésimo capítulo del culebrón: Vox se abraza a Trump, el PP se pone nervioso, y el PSOE saca el megáfono del antifascismo profesional para gritar «¡ultraderecha!» como si estuviéramos en 1936. Para los despistados, estamos en 2025, en una España endeudada, agotada y exprimida por unos y por otros.

¿El PP? Un partido que dice ser de derechas, pero que cuando gobierna sube impuestos, regula hasta el aire y se funde el presupuesto como si llevara puño en vez de gaviota. Defienden el libre mercado… menos cuando hiper regulan ese mismo mercado. Defienden la libertad… salvo si toca vigilar tus opiniones en redes. Defienden a la familia… siempre y cuando definas ‘familia’ tal y como ellos consideren. Vamos a dejarlo claro, el PP no es de derechas, es socialdemocracia con corbata azul marino y miedo escénico.

¿Y Vox? Populismo patrio, más bandera que ideas, más testosterona que argumentos, más nostalgia que proyecto. Un partido que en lugar de defender la libertad individual se obsesiona con controlar lo que comes, lo que ves, con quién te acuestas y qué valores debes tener… por tu bien, claro. El “Estado fuerte” de Vox y el “Estado protector” del PSOE se parecen más de lo que sus votantes quieren reconocer.

Y mientras Abascal se pasea por EE. UU. buscando una foto con Trump para subir seguidores en X, el PP hace como que se escandaliza. Como si no gobernaran juntos en varias autonomías. Como si no se beneficiaran mutuamente del discurso del miedo: uno grita “inmigración”, el otro “fachas”, y entre medias nadie habla del IRPF, del paro, de la deuda, de la vivienda o de la educación.

La izquierda, por supuesto, juega su parte. El PSOE habla de “cordones sanitarios” contra Vox mientras comparte gobierno con comunistas, populistas bolivarianos, nacionalistas excluyentes y defensores de la okupación como forma de vida. ¡Ah! Pero eso no es ultra loquesea, eso es “pluralidad”.

¿Y Podemos/Sumar? Una agencia de colocación, un reality de cargos y sueldos públicos, populismo de panfleto con pretensiones intelectuales. Quieren prohibir la pobreza, nacionalizar la nube y poner impuestos a la inteligencia artificial… mientras publican manifiestos desde un iPhone.

Los extremos se tocan, sí. En el uso del miedo, en la exaltación emocional, en la ignorancia voluntaria y ,sobre todo, en el desprecio absoluto por la libertad del individuo.

Aquí no hay liberales. Ni en el poder, ni en la oposición. Solo hay gestores de votos, diseñadores de relatos y especialistas en mover banderas para que no mires la cuenta bancaria.

Porque mientras gritan “¡fascistas!” o “¡comunistas!”, todos aprueban los mismos presupuestos, mantienen los mismos privilegios y te cobran los mismos impuestos.

Así que sí, puedes elegir entre los que te quieren redimir a base de Estado fuerte o los que te quieren proteger a base de Estado maternal. Pero en ambos casos, tú pagas, tú obedeces, tú callas.

Y si se te ocurre pensar por tu cuenta… entonces eres “ultra”.